Sí se puede dar empleo a los jóvenes; es sólo que algunos no quieren

La crisis del empleo juvenil no tiene precedentes en la historia: cuatro de cada diez desempleados en el mundo son jóvenes

La semana pasada, entre el 26 y el 30, Túnez recibió al Foro Social Mundial. Miles de participantes de todas partes del planeta se dieron cita en el centro de la explosión de la Primavera Árabe que empezase hace ya más de dos años en el Sáhara Occidental.

Cientos de coloquios, manifestaciones, muestras y diálogos multilingües inundaron la capital tunecina. Activistas por la democracia, la paz, la libertad y la justicia social compartimos cuatro días defendiendo con una sola voz el valor de la dignidad.

La de los países árabes ha sido la revolución de la juventud
A pesar de que los medios de prensa nacionales no quisieron cubrir el evento la participación fue masiva y entre las fachadas blancas, en las terrazas de los salones de té, en los jardines de la ciudad, rebosando el campus universitario, al olor del vapor de las arguilas una multitud respiraba la libertad recién estrenada, esa que huele a primavera que llega tras un largo invierno de dictadura.

Una región que ha dado una gran lección al mundo, la de luchar por conseguir la libertad y la democracia con la guerra de las palabras y las convicciones. La revolución de la juventud ha dado la vuelta al planeta para enseñarnos que no todo está perdido y que solamente hace falta unirse para hacer caer a un dictador. Esa misma juventud que afronta con ilusión los grandes retos que ahora han de solucionar con la ansiada democracia. Y quienes participamos allí pudimos aprender cómo a pesar de las diferencias culturales, de los diferentes contextos, tenemos retos comunes.

El norte de África, y el sur de Europa, la región del mundo con más alto desempleo juvenil
La región del Norte de África y del Mediterráneo (región MENA por sus siglas en inglés) tiene las tasas más altas de desempleo juvenil a nivel mundial. A pesar de no contar con datos realmente fiables, puesto que el 90% del empleo es informal, se estima que el 25% de los jóvenes están desempleados –el 40% cuando hablamos de mujeres jóvenes- (en algunos lugares se multiplica por dos la tasa media). Esta cifra es todavía más preocupante cuando se contextualiza, puesto que en esta región un tercio de la población tiene menos de 15 años, y otro tercio se encuentra entre los 15 y los 29. Nos encontramos, pues, con la región más joven del mundo.

Los números nos dicen que la situación es crítica. Para que nos hagamos una idea, y para aquéllos que solamente entienden de cifras que cuantifican los “gastos y beneficios”,  el desempleo juvenil le viene suponiendo a esta región unos cincuenta mil millones de dólares al año, que dicho de otro modo, equivaldría al Producto Interior Bruto de países como Túnez o Líbano en un solo año.

Necesitamos crear 600 millones de empleos para los jóvenes en los próximos 10 años
En Europa la tasa general de desempleo juvenil se sitúa en el 12.7% (donde países como España, Grecia, Italia, Portugal tal y como ya sabemos, se encuentran ante las alarmantes cifras que rondan el 55%). Según los datos actuales, se espera que en el año 2017 lleguemos al 12.9%.

La crisis del empleo juvenil no tiene precedentes en la historia. Cuatro de cada diez desempleados en el mundo son jóvenes. Según las estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo no enfrentamos al gran reto de crear 600 millones de empleos durante la siguiente década para poder absorber los 200 millones de desempleados actuales más los 40 millones que llegan cada año.

…Y los que tienen empleo, tienen trabajos precarios, temporales, mal pagados…
En el quinto año de crisis mundial, el crecimiento económico global se ha reducido y unos 197 millones de personas se han quedado sin trabajo en el año 2012, de los cuales 73.8 millones son jóvenes. La recesión económica supondrá que medio millón más se quedarán sin empleo durante este año, llegando a alcanzar unos 210 millones en los próximos seis.

Conste que cuando se dan cifras no se comenta por lo general la calidad de las condiciones laborales de quienes no forman parte de estos números: empleos precarios, temporales, mal pagados y que en muchos casos nada tienen que ver con la preparación y los deseos de los trabajadores.

La educación no se trata sólo de hacernos más o menos productivos
Un factor clave en las causas del desempleo juvenil es el sistema educativo. En general todos coinciden al señalar que hay una gran falta de conexión entre la formación recibida y las competencias necesarias para el mercado laboral.  Los estudiantes no tienen una preparación específica que les permita incorporarse al mercado laboral de manera óptima para satisfacer las necesidades del mercado.

Efectivamente la educación es la pieza clave: pero no sólo del mercado laboral, sino de la sociedad en su conjunto. No creo que se trate tanto de una formación específica para ser más o menos productivos, sino del sistema educativo en su conjunto.

Lo que fallan son los valores que gobiernan el mundo
Lo que está fallando a nivel global son los valores que gobiernan el mundo: una continua contradicción está marcando un ritmo que ha llegado a dejarnos sin aliento. Es chocante que los expertos señalen el camino del cambio en el sistema educativo hacia una mayor especificidad y nadie hable de la necesidad de enseñar de otra manera y otros contenidos.

En la mayoría de las escuelas no se enseñan los Derechos Humanos, ni se educa a la juventud para la resolución de conflictos, mejorando su inteligencia emocional. Vivimos en un mundo doblegado a las normas que rigen en el mercado económico actual, todo se somete a un valor que viene ya desde la escuela: la competencia. Desde que tenemos memoria se nos califica en base a la capacidad de competir que tengamos con los demás o con nosotros mismos, haciendo de la vida una carrera continua. Un modelo en el que los objetivos son individuales y han de ser alcanzados como si los recursos fueran escasos y no hubiera manera de compartirlos.

Quizás lo que pasa con el desempleo y la desigualdad no es casual: hay quien gana con ello
En un momento en el que la globalización de la humanidad nos muestra la necesidad de cooperar para afrontar los retos comunes lo que resulta verdaderamente urgente, en efecto, es cambiar la educación. Pero no de la manera en que resultemos máquinas más alienadas y productivas, sino todo lo contrario: hemos de replantear el sistema que establezca el cambio de paradigma. Un sistema que efectivamente haga imperar los valores que nos hacen humanos en lugar de individuos productivos. La cooperación como valor será un primer paso para comenzar el cambio necesario: porque cuando dos personas se unen para lograr un objetivo común, ninguna de ellas quedará fuera. Ahora pensemos si todos asumiéramos que los retos que tenemos son los mismos: empleo, justicia social, cuidado del medio ambiente, igualdad de oportunidades, resolución pacífica de conflictos. Y aún más,  porque si llegásemos a comprender que hay recursos para toda la humanidad nos daríamos cuenta de que la competencia no tiene ningún sentido.

Es evidente que la situación en la que estamos genera beneficios para algunos, esos que precisamente no hacen nada porque esto cambie. Los mismos que nos hacen pensar que el ser humano es malo por naturaleza, que estamos bajo la ley del más fuerte y que el “paraíso será para quien se lo gane”. Y es que el desempleo juvenil tiene una incidencia directa en los índices de desigualdad (medido por el índice Ginni): llegando a suponer entre cuatro y ocho puntos porcentuales. Lo más significativo es que, como señala Hassanov, por cada punto de desigualdad, el Producto Interior Bruto experimenta un aumento del 0.6%. Dicho de otro modo: cuanta más desigualdad tiene una sociedad, su PIB tendrá una pequeña subida proporcional. Información cuanto menos interesante que nos debería hacer pensar si las cosas que pasan son realmente casuales.

Un 1% de tasación en las Transacciones Financieras en un día, acabaría con el hambre en el mundo
Lo que sí es cierto es que el reparto de la riqueza puede empezar a articularse a través de medidas como la Tasación de Transacciones Financieras, un impuesto que implica que aquéllos que están enriqueciéndose en los mercados –sin pagar absolutamente nada por ello- paguen un porcentaje. La propuesta inicial es del 0,05% (nada ambiciosa), pero que ya conseguiría una recaudación factible para combatir gran parte del desempleo juvenil. Para que nos hagamos una idea: si por las Transacciones Financieras se pagase un 1% de tasación en tan sólo un día, se acabaría con el hambre en el mundo.

Esto nos debería hacer pensar que sí se puede, pero algunos, simplemente, no quieren. Se trata de que los que queramos cambiarlo nos informemos para ser más y a través de la democracia, hagamos valer lo que queremos para todos. Es el momento de cambiar y la responsabilidad es de la mayoría.


http://www.elplural.com/2013/04/01/si-se-puede-dar-empleo-a-los-jovenes-es-solo-que-algunos-no-quieren/

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