Graves vejaciones, castigos colectivos y malos tratos en el CIE valenciano

Un total de 26 personas encerradas en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores (Valencia) afirman haber sufrido violencia por parte de algunos policias en 2012, según recoge el informe ¿Cuál es el delito? elaborado por la plataforma CIE NO, que integra a una treintena de organizaciones sociales valencianas que han acompañado a los internos de Zapadores durante tres años. Entre ellas se encuentran Médicos del Mundo, Psicólogos sin Fronteras, SOS Racisme y la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), entre otras organizaciones y asociaciones locales.  

 Insultos, vejaciones, castigos colectivos e incluso malos tratos físicos son algunas de las formas de violencia denunciadas. Ocho de los casos narrados en el informe han llegado al Juzgado de Valencia, asegurando que fueron víctimas de pálizas en 2012. La abogada de la campaña, Ester Izquierdo, asegura que casi la totalidad de estas denuncias son sobreseídas porque se expulsa a los denunciantes "sin respetar su derecho a la tutela judicial efectiva e impidiendo que se investiguen los malos tratos". 

 Los Centros de Internamiento de Extranjeros son instalaciones donde el Estado español encierra a personas a la espera de ser expulsadas por carecer de permiso de residencia aunque no hayan cometido ningún delito. La falta administrativa en la que incurren es equivalente al impago de una multa de tráfico pero se les impone una sanción desproporcionada: privación de libertad y de muchos otros derechos fundamentales. El colectivo denuncia, a través del informe, su existencia. "Resulta abominable para cualquiera tener un CIE en la ciudad" explica Ana Fornés, portavoz de esta organización que ha lanzadao la campaña por el cierre de los CIE. Las deficiencias detectadas en el funcionamiento de las instalaciones de Zapadores coinciden con las irregularidades conocidas de otros centros del país. 

 El ingreso supone la exposición a unos factores de degradación física y psico-emocional que se acompaña de la negación y vulneración de derechos fundamentales. "La situación acaba por socavar su integridad moral", expone Fornés. En Zapadores, según manifiestan en el informe, se les somete a unas precarias condiciones de internamiento, carecen del preceptivo de asistencia social y de cualquier tipo de actividad recreativa o cultural, lo que aumenta el estado de ansiedad en el que se encuentran los internos, al no comprender por qué están encerrados sin haber cometido delito. Además de la falta de información sobre la situación jurídica de los retenidos, dificultades para solicitar asilo o contactar con alguna ONG,existencia de dos celdas de aislamiento sin criterios reglamentados sobre su uso, visitas de familiares limitadas y sin posibilidad de contacto físico, insuficiencia de productos de higiene y vestuario, falta de regulación térmica en las duchas, imposibilidad de usar el baño por la noche (esto les obliga a hacer sus necesidades en la misma celda) y el sometimiento a la incertidumbre de no conocer su destino (no se les avisa de la fecha de expulsión por lo que se impide la despedida de seres queridos y la acogida en el lugar que llegan).  

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