Julio Anguita:
Nuevamente me dirijo a las ciudadanas y ciudadanos que tras mi llamamiento
de 20 de Junio titulado Somos mayoría, han mostrado su interés y
predisposición a ir construyendo el frente cívico capaz de cambiar la relación
de poder existente en España y abordar el fin de este desastre económico,
social, político, ético y cívico. Pero esta vez ya no lo hago sólo en mi
nombre, sino que ahora escribo como portavoz de un incipiente esquema
organizativo constituido por el Colectivo Prometeo de Córdoba. Este embrión de
coordinación no tiene más horizonte temporal de permanencia que el derivado del
proceso constituyente del frente cívico y la conformación de sus niveles
democráticos de organización. Esperamos y deseamos que en toda la geografía
española vayan constituyéndose estructuras de trabajo y coordinación que
debidamente reseñadas en sus actas constitutivas correspondientes vayan
cubriendo los ámbitos local, comarcal y/o provincial, de comunidad autónoma y
estatal.
Este escrito no tiene otra intención que informar y sobre todo aclarar
algunas dudas surgidas a través de los innumerables correos, llamadas,
comentarios a la propuesta en este blog del Colectivo Prometeo, http://colectivoprometeo.blogspot.com.es/,
y comunicaciones, en general, habidas desde la fecha antes referenciada.
Una de las consecuencias de contar ya con una referencia “oficial” para la
información, participación y organización, además del citado blog, ha sido la
creación de una página en Facebook, http://www.facebook.com/colectivoprometeocordoba, que, sin
detrimento de las múltiples páginas de Internet que se reclaman del proceso y
además lo están construyendo, goza de la información más directa en lo
referente a mi persona y al colectivo Prometeo.
En el transcurso de estos días hemos mantenido un encuentro con
representantes del colectivo Socialismo 21 y también con miembros de ATTAC y
Mesas de Convergencia. Estos encuentros celebrados a petición de nuestros
interlocutores, han arrojado una buena noticia; Socialismo 21 ha decidido, por
unanimidad, que sus miembros se incorporen y trabajen, a título personal, en la
organización del frente cívico y la inherente elaboración colectiva del
Programa alternativo con el que refrendamos nuestra voluntad de ser una mayoría
organizada.
Son dos las cuestiones fundamentales que voy a desarrollar; y lo hago en
función de los comentarios, propuestas, críticas y adhesiones el que proyecto
ha merecido y que he leído o he escuchado de viva voz. Esas dos cuestiones son: la
estructura del frente cívico y el programa.
El frente cívico con el que la mayoría se organiza para determinar un
cambio profundo en España no puede ser una suma de siglas, colectivos, partidos
o cualquier otra organización conocida. Ello conduciría a la reproducción en
nuestro seno de debates y colisiones en torno al peso específico de cada sigla
en la organización. Por ello reiteramos con énfasis que se está en el frente a
título personal; y ello no debe significar -nunca- la renuncia pública o
privada de cada cual a su ideología, proyecto político o creencia religiosa si
la tuviere. Buscamos con la ciudadanía un proyecto programático común y no una
sopa de letras. Es más, nos gustaría que las fuerzas políticas, sociales o de
otra índole le indicaran a sus militantes que harían buena su militancia
buscando con otras personas coincidencias y soluciones concretas en torno a la
solución de los problemas que como sociedad nos aquejan. La mayoría social es
plural; respetemos esa pluralidad y busquemos en ella, con ella y para ella un
denominador común: el programa para la acción.
Hay quienes nos imputan aviesas intenciones acerca de si pretendemos
sustituir a los partidos políticos en una dudosa operación de corte
autoritario. No estaría de más que repita hasta la saciedad que yo soy
militante del PCE y de IU y que el llamamiento que hago no significa, en
absoluto, una contradicción política u organizativa con los míos; simplemente
me he limitado a recordar que los partidos políticos o los sindicatos no son
fines en sí mismos sino herramientas para intervenir y mejorar la sociedad. Existimos
para la sociedad y para su mejora de condiciones de vida Por otra parte -y ello
es una laguna de la Constitución- los partidos no tienen la exclusiva en la
participación política; ella es función exclusiva del ciudadano o de la
ciudadana, organizados o no. Lo que se pretende precisamente es potenciar esa
dimensión ciudadana en la participación, elaboración de programas y decisión
sobre lo que atañe a la sociedad.
Hay comunicaciones que desde la aceptación de la propuesta dicen echar de
menos determinados posicionamientos filosóficos, ideológicos o partidarios y
que un programa “a secas” conlleva el peligro de transformarse en una propuesta
tecnocrática sin nervio ideológico. Cuatro reflexiones quiero hacer sobre ello:
1.
Todo programa es, además de un conjunto de medidas concretas, una alianza
entre los que se benefician de él, unos capítulos presupuestarios a definir y una opción entre varias
posibilidades. Imaginemos que el Programa contempla una reforma fiscal que
acabe con los paraísos fiscales ¿No es ésta una opción en beneficio de
la mayoría y en perjuicio de la minoría que detenta el poder? ¿Se quiere una
mayor demostración de principios de justicia y equidad?
2.
Y si a pesar de lo anterior nos obstinamos en demandar un sustrato
doctrinal o de valores para esta propuesta de frente cívico, ahí va en la que
nos fundamentamos: La solemne Declaración de Derechos Humanos de la ONU en 1948
y demás pactos, documentos, constituciones que la desarrollan y hacen
obligatoria para los poderes públicos. Ya en Sabadell señalé y ahora lo
ratifico que los principios rectores de nuestra propuesta son:
Democracia y Libertades, Justicia Social, Economía no especulativa, Cultura y
Bienestar ciudadano.
3.
Si reparamos en lo que acontece diariamente, el Poder, es decir el conjunto
de intereses económicos que han medrado y medran en perjuicio de la mayoría, se
mantienen y acuerdan en franca violación de la Constitución de 1978. Cuando una
oligarquía deja en suspenso y conculca la legislación y los principios que dice
defender, la mayoría lo tiene fácil: exigir que se cumplan las leyes;
los fuera de la ley son ellos; y esta no es una cuestión baladí. Por otra
parte el proceso de lucha basado en la legalidad vigente produce tales
contradicciones en la minoría que otras opciones o situaciones de cambio
vendrán de por sí.
4.
El frente cívico es la respuesta lógica a una situación de Estado de
Excepción económico, social, político, moral y cívico. Una excepcionalidad que todavía puede
serlo más si, como parece, las dos fuerzas políticas mayoritarias acuerdan un
pacto de emergencia ante la situación creada por ellas mismas y las políticas
que convinieron con otros desde el Tratado de Maastricht hasta ahora.
Y ahora hablemos del Programa.
Un porcentaje muy importante de la ingente cantidad de mensajes que recibo
abundan en comentar las diez propuestas que a modo de inicio al debate propuse.
En casi todos se plantean propuestas para que yo las tenga en cuenta a la hora
de redactar el Programa que le da sentido al frente cívico. Quiero agradecer
estas aportaciones porque muchas de ellas son muy interesantes y nos ponen a
pensar.
Sin embargo, y desde el agradecido acuse de recibo, debo hacer una serie de
consideraciones:
1.
Si la elaboración del Programa consiste en que vosotros me enviáis a mí, o
a un todavía no existente centro de elaboración, sus propuestas, estaríamos
ante una estructura radial en la que el centro recibe sus comunicaciones pero
entre vosotros que es lo importante, no se produce ninguna relación,
colaboración, contacto o trabajo en común; no hay estructura reticular, no hay
creación de organicidad, no hay frente ciudadano.
2.
Lo importante del Programa no es sólo su contenido sino la forma, el método
de discutirlo, aprobarlo y vigilar su cumplimiento. Y ese método no puede ser
otro que la elaboración colectiva. Como ya comenté con anterioridad soy
testigo y participante en esta experiencia desde los tiempos de Convocatoria
por Andalucía.
3.
Por otra parte un Programa no es un simple listado de deseos
bienintencionados es, fundamentalmente, un proyecto concreto, viable, riguroso,
discutido ampliamente y respaldado por quienes lo han elaborado; es un Programa
para un Gobierno futuro. Y por ello es además, el mejor estandarte para la
movilización ciudadana. La rebeldía debe tener una causa, un motivo, un
sentido, un proyecto.
¿Cómo hacerlo?
1.
Cualquier persona, colectivo, asociación o grupo de personas que quiera
iniciar en su localidad el frente ciudadano puede comenzar por convocar a
otros, constituirse como tal (de manera documentada) y comenzar a debatir sobre
las propuestas económicas, sociales, políticas o de otro tipo que crean
convenientes en la actual situación. Naturalmente que para apoyar con más
entidad sus elaboraciones podrían recabar de personas cualificadas del entorno
su colaboración.
2.
Varias localidades pueden constituir una asamblea comarcal y/o provincial
con el mismo método y temario que la local; y así sucesivamente hasta el nivel
siguiente que deber ser el autonómico como paso previo para el estatal. Así,
mientras se configura la organización se va elaborando lo que le da el sentido
último: el Programa. Organización y Programa son la misma cosa.
3.
Cuando propuse los diez puntos no lo hice con intención de que éstos fueran
ni los únicos ni tampoco los más importantes. Pero con algo se debe empezar. El
caso es que ya ha habido comentarios sobre la idoneidad o posibilidad de
cumplirlos; ya hay debate. ¿Puede establecerse el Salario Mínimo
Interprofesional en mil euros, la pensión mínima en mil euros y ampliarse la
cuantía y extensión del seguro de desempleo? Háganse las cuentas y se verá que
sólo es posible esto si hay un aumento de los ingresos del Estado. ¿De dónde
puede provenir este aumento necesario y contemplado en los DDHH? No puede venir
sino de una Reforma Fiscal en profundidad. Y así cada medida va demandando a la
siguiente hasta formar un todo, un Programa alternativo a lo que hay en estos
momentos.
4.
Naturalmente que no todo es tan fácil y que habrá momentos en los que la
discusión sobre el Programa necesitará de la aportación de hombres y mujeres de
la Economía, la Ciencia, El Derecho o los saberes en general; ellos también
forman parte de la mayoría y seguramente prestarán su concurso y participación.
Y para finalizar una propuesta de trabajo si así lo estimáis: Reuníos con
otras personas o colectivos y discutid la situación presente. Procurad llevar
algunos datos y procurad además, sacar algunas conclusiones. Cuando hayáis terminado
de debatir reuníos de nuevo y discutid los dos documentos que hasta ahora he
enviado. Seguro que el paso siguiente es organizarse. Gracias por vuestra
atención.
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